En este artículo veremos las principales fases del desarrollo lingüístico/verbal y su estimulación. Aquí es donde vale la pena recordar que cada niño tiene su propio ritmo.
Entre nueve y doce meses, normalmente, llegan las primeras palabras. Pero cuidado, incluso en este caso, como en los primeros pasos, no hay un momento fijo válido para todos.
“Y es normal que así sea, porque el desarrollo del lenguaje implica la maduración de muchas habilidades, como la escucha y la discriminación de sonidos y palabras, las habilidades motrices y la coordinación, el desarrollo cognitivo y emocional”.
Más allá de la variabilidad individual, hay fases de desarrollo que conducen, con el tiempo, a la producción del lenguaje. Veámoslos.
Resumen del artículo
Desde los primeras sílabas hasta las primeras palabras
En las primeras semanas de vida, todas las comunicaciones del niño pasan por el llanto. Entre dos y tres meses, las primeras voces y sonidos (por ejemplo, el sonido ghhh, guuu) se añaden al llanto, mientras que alrededor de los cuatro meses de edad comienzan los balbuceos.
Es la repetición de sílabas formada, al principio, por una sola consonante y una vocal (ma-ma-ma, o ta-ta-ta-ta-ta) y, con el paso de los meses, también por diferentes consonantes (ma-ma-ta, o ta-ta-na-ma).
“En esta fase el niño todavía no tiene intencionalidad comunicativa: es un entrenamiento motor que, produciendo sonidos, le da el placer de escucharse a sí mismo”
Y aquí, entre nueve y 12 meses, la aparición de las primeras palabras , cuya producción crece progresivamente con el tiempo, hasta que llega, alrededor de 18-24 meses, a una explosión verbal.
Alrededor de los dos años, el niño comienza a juntar dos palabras, mientras que a la edad de tres años formula oraciones enteras, y puede usar el lenguaje incluso en referencia a experiencias lejanas en el tiempo y el espacio.
Cómo estimular el lenguaje de los bebés
El impulso de empezar a hablar es innato, pero mamá y papá pueden hacer mucho para ayudar y estimular adecuadamente la producción del lenguaje. Aquí está el cómo.
1. Hablar mucho
Es válido desde los primeros días de la vida del niño y debe hacerse de manera contextual, es decir, con referencias continuas a lo que está sucediendo a su alrededor y verbalizando en la medida de lo posible lo que se está haciendo o lo que sucederá inmediatamente después.
2. Hablar despacio
Para facilitar la comprensión de los sonidos y las palabras es mejor utilizar un ritmo natural, pero lento y bien articulado.
3. Cantar
Es una manera diferente, pero igualmente útil, de mantenerse en contacto verbal con su hijo y de estimular el lenguaje. Melodía y ritmo.
4. Repetir
Cuando el niño empieza a producir sonidos (ghhh, bu-bu-bu-bu, etc.), se convierte en un verdadero interlocutor: le gusta escuchar a los adultos, imitar su voz y responder en un diálogo sonoro que puede durar varios minutos.
5. Leer en voz alta
“Para los más pequeños, los libros sencillos son mejores, con rutinas cortas típicas de sus vidas (cama, sopa, baño), posiblemente acompañadas de ilustraciones simples y bien definidas”.
DATO IMPORTANTE:
“Los estudios científicos han demostrado que un niño que escucha mucho a sus padres hablar y cantar, o que leen libros en voz alta con él desde los primeros meses, tendrá un vocabulario más rico, amará los libros y, cuando vaya a la escuela, tendrá un gran deseo de aprender a leer y escribir”.
6. No corregir en exceso
No es aconsejable pedir que se repitan las palabras con el único propósito de que se pronuncien perfectamente”.
“Esta estrategia no sirve para mejorar las habilidades lingüísticas y corre el riesgo de desencadenar mecanismos de rechazo en el niño.
7. Evitar usar palabras complejas
Incluso con niños pequeños, se debe usar un lenguaje simple pero correcto.
Cómo detectar problemas de lenguaje en bebes y niños
Es evidente que algunas situaciones pueden ser motivo de preocupación para las madres y los padres. Detectar estos problemas en el desarrollo del lenguaje infantil ayudará a corregirlos a tiempo con la ayuda adecuada.
A menudo no hay razones reales para alarmarse, pero si hay alguna duda de que algo anda mal, siempre es una buena idea hablar con el pediatra, quien puede aconsejarle sobre qué hacer (incluyendo, quizás, un estudio en profundidad con un logopeda).
En general, las situaciones en las que es mejor buscar consejo médico son:
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- Si el niño no emite ninguna voz en un plazo de cuatro meses, o no parece reaccionar a los ruidos y voces;
- Si a los 18 meses el niño produce menos de 15 palabras (también hay palabras que pueden no existir, pero que para él indican de forma clara y reproducible un determinado objeto, como por ejemplo gua-guau para perro);
- Si entre los 18 y 20 meses muestra claramente que no entiende el lenguaje de los adultos (por ejemplo, no hace peticiones simples como “mira lo que hay en la mesa”);
- Si alrededor de 24 meses produce menos de 50 palabras;
- Si entre 24 y 30 meses produce incluso más de 50 palabras, pero nunca combina dos.
¿Y si mamá y papá hablan idiomas diferentes? Si mamá y papá hablan diferentes idiomas, podemos ofrecer al niño una educación bilingüe, en la que cada padre le habla en su propio idioma, lo que le permite aprender ambos idiomas de forma natural.
El bilingüismo implica una mentalidad abierta, fortaleciendo la atención selectiva y la capacidad de anticipación. Sin embargo, pueden surgir algunas dificultades: es posible que los niños bilingües empiecen a hablar más tarde y, en los primeros años, para cada idioma dominen menos palabras que sus compañeros monolingües.